sábado, 30 de abril de 2011

El elixir de la anticipación








Txulas Nochez entra excitado por la puerta de la sala de reuniones de la metaorquesta y ve a Homero deVicent leyendo algún manuscrito en sanscritouncrimen.


-Homero, tenías razón ¡el elixir funcionó!…

Soy capaz de decir lo que va a decir otra persona en el mismo instante en que lo dice,

¡incluso un poco antes!…lo que pasa es que no puedo comprenderlo (no pasa por mi entendimiento). Es como si fuera un reflejo de las proposiciones de mi interlocutor…

Ayer, después de que diéramos por acabada la investigación sonora sobre los mandriles en cautividad ingerí unas gotas de ese elixir que habías traido del laboratorio. Después había quedado con Matilde para ir a un concierto de jazz. Allí empecé a notar sus efectos.


¡Podía tararear el solo de ese maldito saxofonista como si lo estuviera perpetrando yo mismo!

Matilde estupefacta no decía ni mú.

La cosa se acentuó cuando salimos a la terraza para fumar un cigarrillo y vimos un bonito pájarito posarse en la balaustrada. Entonces empezó a emitir su pio pio como cualquier ave dicharachera de esas características, era un piar fresco y saltarín.

¡Yo podía zapatear su canto a la vez que él lo emitía!

Por la noche fuimos a cenar al restaurante favorito de Matilde, ya sabes, aquel con los muñecos colgando del techo. Allí me volvió a pasar, se acercó el camarero y supe lo que iba a decir justo un momento antes de que lo dijera.

La simultaneidad en la transmisión del mensaje y la consecuente comprensión pasó a ser un anticipo de la información y su interpretación.

¿Serán las células espejo de las que hablabas el otro día?

Ya no solo me anticipo a lo que me van a decir, sino que no hace falta que lo digan.

Es decir, la cosa cambió cuando empecé a saber no solo lo que decian sino tambienno lo que piensan, el mensaje antes de verbalizarse…

Estoy asustado Homero. ¿Qué piensas?… ¿hay antídoto?

(…)

Lo imaginaba.